
De cuando en cuando aparece en los kioskos una de esas colecciones dedicada a los “Grandes pensadores”. A veces viene promovida por afamadas editoriales, otras se entrega con la prensa, como es el caso de la que acaba de sacar el periódico El mundo a día de hoy, con un primer tomo al módico precio de 1 euro, dedicado a Sócrates y Platón.
Una vez visto el volumen, debo decir que no es mala idea comprarse algún ejemplar para quienes quieran leer algo sobre autores reconocidos de la historia de la filosofía. Cada Sábado se prevé la entrega de un nuevo autor, esta vez a unos 13 euros. Serán los siguientes: Aristóteles, Séneca, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Descartes, Pascal, Rousseau, Adam Smith, Kant, Hegel, Mill, Darwin, Marx, Nietzsche, Freud, Russell, Ortega, Popper y Sartre.
La edición no está nada mal, se presenta a colores, con bastantes imágenes, una sección de vida y obra extraída del Copleston, información sobre su pensamiento, y algunas obras del autor en cuestión. Así es como nos lo venden: Cuando en pleno siglo XXI alguien cita a Platón, san Agustín, Nietzsche, Popper o Sartre, puede que quiera hacer un ejercicio de erudición, pero en la mayoría de las ocasiones muestra una voluntad de entender, de conocer más allá de la simple opinión, ya que en estos autores, que han configurado el pensamiento de nuestra civilización, se encuentran muchos de los instrumentos y métodos que favorecen esta opción de conocimiento entre sus lectores.
La inevitable pregunta que nos podemos hacer es la que ya nos hacíamos en el siglo pasado. No sé si con apenas ocho años de nuevo siglo podemos decir que hemos llegado a su plenitud, lo que sí que tengo demasiado visto es el listado de autores, siempre varones, siempre los mismos. ¿Para cuándo vamos a aceptar que también ha habido grandes pensadoras? ¿Qué pasa con Santa Teresa, Mary Wollstonecraft, Madame de Chatelet, Lou Andreas Salomé, Simone de Beauvoir, Hannah Arendt, María Zambrano, por citar sólo a unas cuantas? ¿Acaso no merecen mención ni reconocimiento? ¿Podemos seguir afirmando, sin sonrojo, que sólo ellos han tenido grandes ideas o grandes cerebros? ¿Cómo es posible, entonces, que algunas alumnas obtengan notas tan elevadas en sus exámenes de filosofía? Lo siento, pero ya no nos creemos la manida excusa de que ellos son listos pero ellas más trabajadoras. Hay mujeres inteligentes, y mucho, al margen de si además son trabajadoras o no.
Mientras las colecciones de Grandes pensadores se sigan limitando a mostrar solamente lo que los caballeros pensaron acerca de lo divino y lo humano, la historia de la filosofía continuará apareciéndose al público como un terreno vedado a las damas, cosa bastante alejada de la realidad en el siglo pasado y también en este que corre. Así las cosas, da la sensación de que una edición actualizada no se consigue solamente insertando imágenes y colores entre el texto, sino también variando el punto de vista, por obsoleto y por injusto.
¿Qué os parece a vosotros?
Artículo relacionado: Ellas también filosofaron
Web de la promoción Grandes Pensadores.
Últimos comentarios